Desde Salta, la ruta 68 nos lleva a Cafayate, un camino que impacta con su belleza en donde es imposible no parar para admirar las diversas formaciones rocosas muy llamativas por sus coloraciones rojizas fue creado en el año 1995 por decreto Nº 6806 como reserva natural manejada, abarcando una superficie de 25784 ha a fin de proteger las curiosas formaciones geológicas y altos paredones de singular valor paisajístico, a la vez que a un importante yacimiento paleontológico perteneciente al período cretácico.La quebrada es un accidente geológicamente moderno, producida por movimientos tectónicos que tuvieron lugar en los últimos dos millones de años.

En un recorrido de 83 km donde se pueden apreciar curiosas formaciones montañosas: Los Castillos (km 19), Las Ventanas (km 20), El Obelisco (km 22), El Fraile (km 32), El Sapo (km 34), El Anfiteatro (km 46) y Garganta del Diablo (km 47), entre otras.

La Ruta Nacional 68 es una carretera argentina asfaltada que se encuentra en el sur de la Provincia de Salta, uniendo las ciudades de Cafayate y Salta en un recorrido de 183 km.Cada formación rocosa está a unos pocos kilómetros de la otra. Mientras el valle de Lerma en Salta recibe abundantes precipitaciones, más al sur, la altitud de las montañas impide que esas mismas lluvias subtropicales lleguen a esta zona. En algunas áreas, los ríos que bajan de los Andes han cavado profundas quebradas, que se conocen en conjunto como Quebrada de Cafayate o Quebrada de las Conchas.

  • La Garganta del Diablo impacta por su majestuosidad donde es posible apreciar un cañón profundo y cerrado.
  • El Anfiteatro. Es un Anfiteatro natural, que empieza con una gran brecha que va a parar a un hueco entre rocas, con forma de botella invertida, donde hay una excelente acústica.Es un espacio semicerrado que tiene paredes de más de veinte metros de altura y el piso totalmente llano. Su forma le confiere una excelente acústica para la música. Casi siempre hay un grupo tocando.
  • El Obelisco. Se trata de una pequeña montaña puntiaguda que tiene una altura no mayor a los cincuenta metros y que llama la atención por su punta erosionada: idéntica a la del mítico obelisco de la ciudad de Buenos Aires.
  • El Sapo. Es una piedra robusta y grotesca que desde cientos de metros llama la atención. “Un sapo” es lo primero que se ve, sentado con sus patas hacia delante, con su gran boca y sus ojos desorbitados mirando hacia el cielo.
  • El Fraile. Kilómetros adelante, las montañas parecen caer estrepitosamente hacia el río, como anunciando un ruido imposible de callar. Allí aparece El Fraile, una formación rocosa que desde lo alto pareciera convocar a misa.
  • El Hongo, un poco menos llamativa , muestra cómo el viento y el agua se encargaron de lavar la piedra como si fuera una bocha y cómo su sustento terrenal adoptó la figura de un corto pero resistente tallo, como si se tratara de un champiñón.
  • Las Ventanas es una de las últimas formaciones con las que se encuentra antes de llegar a Cafayate. Permiten ver desde sus aberturas los grandes médanos blancos salpicados por verdes viñedos o el río Colorado corriendo seco a lo largo de su arcilloso y rojizo suelo.
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