Si decidiste dejarte seducir por las sierras estas vacaciones de invierno, acá te dejamos nuestros sugeridos para tu primer viaje a Villa de Merlo. Un pantallazo para llevarse lo mejor de su naturaleza y cultura, y por supuesto, divertirse!
1 – Serpenteando, serpenteando, se va llegando
¿Quién podría resistirse a conocer el lugar más alto de la villa turística que promete vistas panorámicas imponentes? Y si además se llega por un pintoresco camino sinuoso rodeado del esplendor de las sierras ¿Podrías negarte a subir? El primer hito en el camino es el Mirador del Sol, a casi 1500 metros de altura ofrece lindas vistas para fotografiar. Continuando por el filo serrano se accede a la cumbre de las sierras, a 2100 metros con una completa vista sobre el Valle del Conlara, Merlo y la provincia de Córdoba. Vale la pena hacer unos metros más por camino de ripio para llegar hasta la confitería Mirador de los Cóndores. Llevá el celu para la selfie!
2 – ¡Ojo con los piquetes de llama!
Y hablamos en serio! Puede pasarte en una tranquila caminata por la reserva provincial Mogote Bayo, mientras se avanza reconociendo plantas aromáticas y medicinales, árboles característicos de la zona, disfrutando del silencio, del aroma a hierba húmeda, y de las vistas sobre el valle, te puede sorprender un piquete. Sí, acá también. No llevan pancartas de protesta pero te obligarán a detener el paso hasta tanto ellas decidan que ya tienen satisfecha su curiosidad y la manada de llamas (y llamitas) se aleje y deje el tránsito nuevamente liberado. Si se sortea este divertido “escollo” – o si esa tarde alargaron la siesta y no se dejan ver – se puede acceder al sendero del Vía Crucis de 14 estaciones, o bien continuar el paseo en el que también se puede apreciar una típica y antigua vivienda serrana, construida con técnicas regionales y recursos de la zona. Dejate sorprender por este lugar que desborda naturaleza muy cerquita del centro de la ciudad.
3 –Un abuelo de mil años
Es viejito pero no usa bastón, el paso del tiempo le sienta bien, y eso que ya cuenta unos 1.200 abriles… En la zona de Piedra Blanca abajo la cita obligada es con un magnífico ejemplar de Algarrobo, sobreviviente del antiguo y tupido bosque de algarrobos que poblara la zona años atrás. Protagonista de leyendas e inspirador de poetas, este “Abuelo Algarrobo” – como lo llamó el poeta Antonio Esteban Agüero, miembro de la familia que poseía las tierras de la zona – se puede conocer y descubrir en visitas guiadas diurnas y nocturnas, que invitan a vincularse con el árbol a través de juegos y complicidades. Ya tenés una cita agendada en Villa de Merlo, no tiene Facebook pero te juramos que los años lo favorecen.
4 – Vivir en poesía
No fuiste a Villa de Merlo si no escuchaste hablar del Poeta merlino Antonio Esteban Agüero. Así te gusten más o menos las letras, hay que apreciar y valorar el legado de este escritor que supo definir su tiempo y su tierra. La novedad es la puesta en valor de su casa natal, que pasó a convertirse en un imperdible del destino. La “Casa del Poeta” pone en escena el universo del escritor a través de experiencias sensoriales y multimedia. Detalles artísticos y efectos lumínicos, sonoros, escenográficos y visuales transforman la visita en una experiencia única.
5 – ¡A volar!
Si sos de los que no se conforman con pasear y descansar, Villa de Merlo también es para vos! Hay propuestas aventureras para despegar los pies del piso. En la reserva florofaunística podés arrojarte en tirolesa o volar como un pájaro en parapente. Esta actividad también se realiza en el Mirador de los Cóndores, donde te espera otro mega desafío no apto para impresionables, ya que la propuesta es atravesar un puente colgante en el punto más alto de la villa. ¡No te quedes con las ganas!
Bonus: sabemos que dijimos cinco, pero creenos que valía la pena extender la lista para que no te olvides de mirar los cielos merlinos! De día, la atmósfera pura y limpia te dejará apreciar cientos de especies de aves que se acercan y revolotean atrevidas a escasos metros de la gente. Al atardecer el cielo ofrece el mejor espectáculo. Te recomendamos – con mate y algo rico entre las manos, obviamente – acomodarte mirando hacia el oeste para ver como se prende fuego el horizonte en un estallido de colores que regala cada día la caída del sol. Y por las noches, llegan ellas a poblar la oscuridad de los cielos merlinos. No sabemos por qué pero lucen bien brillantes y allí las estrellas parece que se multiplicaran por millones.
Ahora sí, nada te agarrará desprevenido en tu primer viaje a este clásico y dinámico destino sanluiseño. Seguramente encontrarás nuevas y fascinantes aventuras para compartir, y muchas excusas para volver.
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