Pasó de ser una palabra insultante a representarnos como argentinos en cualquier conversación. Boludo es la palabra que más usamos los argentinos, pero, ¿Sabemos de dónde proviene?

No somos tan originales en la actualidad al decir la palabra boludo, ya que, si nos remontamos al origen de este adjetivo tan utilizado en todos los rincones del país, deberíamos ir a principios de 1800, más precisamente en las guerras previas a la Revolución de mayo.

Los bandos que se enfrentaban eran, por un lado, los que pretendían seguir siendo una colonia española, los realistas y los patriotas, que luchaban por un país independiente de la corona. Estos enfrentamientos no se dieron sólo en el territorio nacional, sino que abarcaron la totalidad del territorio del antiguo Virreinato del Río de la Plata.

De ésta forma, los gauchos argentinos se enfrentaron en batallas a los soldados españoles, preparados militarmente para hacer notar su poderío.

¿Y quién era el boludo?

Ni más ni menos el gaucho que recurría a sus boleadoras, a las que manejaba magistralmente, acostumbrado a arriar el ganado en el campo con su ayuda.

La línea de ataque de los gauchos estaba compuesta por tres filas bien definidas, dispuestas a dejar su vida por la independencia argentina: La primera estaba compuesta por los pelotudos, que cargaban grandes pelotas de piedras, sujetas con tiento.

La fila siguiente, al medio, era la que estaba formada por excelentes lanceros, que, con facones y tacuaras (lanzas hechas en caña con una punta afilada en un extremo) se enfrentaban a los españoles, y los últimos, eran los boludos, que peleaban con boleadoras, dos bolas medianas de piedra, unidas por una tira de cuero o soga muy resistente, que, al ser arrojada, se enrollaba en las patas de los caballos, haciendo caer al jinete, o, sin soltar las boleadoras, golpeaban la cabeza del enemigo, provocando una herida letal.

Es decir, que, si debemos definir a los más valientes, diríamos que eran los pelotudos, que se enfrentaban a pie a los soldados españoles sobre sus caballos, haciendo que estos se cayeran, quedando en el suelo para que los lanceros pudieran herirlos, y, por último, los boludos los remataban con sus boleadoras.

¿Y por qué usamos estas palabras en la actualidad?

En una acalorada discusión en la Cámara de Diputados de la Nación, a finales de 1800, un diputado se refirió a que no había que hacerse matar innecesariamente, diciendo textualmente “No hay que ser tan pelotudos” … Quedando la palabra asociada tanto a la valentía como a la torpeza de morir en primera fila.

Por supuesto, inmediatamente se asoció la palabra boludo al mismo significado, evolucionando luego a ser una de las palabras más representativas de nuestra manera de hablar, que nos identifica, que demuestra afecto, torpeza, cariño, complicidad e infinitas acepciones.

Para terminar, la última pregunta:

¿Hay algo más argento que el boludo?

Por eso, feliz día!

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